martes, 26 de octubre de 2010

LAS CALLES QUE NO MIRAMOS


Dando algunas vueltas por la ciudad de Buenos Aires uno se puede encontrar con muchas calles, escuelas, plazoletas y monumentos que recuerdan a personajes de la historia Argentina que no merecen siquiera ser nombrados, y menos aun ser homenajeados. Una jueza ordenó a la legislatura porteña el cambio inmediato de los nombres de estos lugares.

La consigna de la jueza Elena Liberatori es clara: Cambiar la denominación de todas las calles y lugares públicos que remitan a funcionarios de gobiernos de facto.
En 1998 se sancionó una ley donde se prohíbe designar con nombres de autoridades nacionales, provinciales o municipales que hayan ejercido su función por actos de fuerza contra el orden constitucional y el sistema democrático..
El tema es que desde 1983 no se hizo nada, ni un nombre se logró cambiar. Y desde 1998 cuando entró en vigencia la ley, los legisladores porteños no han movido un dedo.
Haciendo un repaso de algunas calles nos encontramos con Intendente Guerrico que fue nombrado por el presidente de facto José Félix Uriburu en 1930.
El total de calles para cambiar sus nombres asciende a 2100 y las plazas son 640.
En Liniers hay 5 calles que nombran a militares que formaron parte de se golpe: Carlos Larguía, José Guemes Torino, Claudio Rosales, Miguel Santi y Leopoldo Atenzo.
También otro intendente porteño, Ernesto Padilla, fue designado por el gobierno de facto de Pedro Ramírez . Con su nombre hay una plazoleta y una escuela en Colegiales.
Otra escuela es Octavio Pico de Flores. Pico fue ministro de Uriburu. La calle Ramón Falcón en Flores y la Plaza Aramburu en Caballito también están en carpeta.
Todos estos nombres tiene que ser cambiados y la parte ideológica quedará al margen para los legisladores que están bajo el mandato de Macri. Mas temprano que tarde necesitamos sacarnos de encima a esos innombrables que tan mal le hicieron al país. Ahora bien, despues de que nombraran como funcionario a Abel Posse, cualquier cosa puede pasar.
Restá saber que pasará con el monumento gigante, el parque, el billete y la avenida que se llama Julio Argentino Roca. No fue un presidente de facto pero no hace falta explicar del porque hace mucho tiempo se quiere cambiar el nombre de todos los lugares que llevan su nombre. Sí hay que aclarar que el proyecto esta cajoneado por la legislatura porteña. No nos olvidemos que Mauricio Macri basa sus ideales en el pensamiento Roquista y eso tiene mucho que ver.
Por lo menos sabemos que nunca le van a poner un nombre (salvo en La Rioja) a Carlos de Anillaco, a Fernando de la Rua y a Eduardo Duhalde.
Bueno….. no sé.