Cuando se habla de erradicar la violencia del futbol es obvio que primero hay que encarar a los dirigentes corruptos que son los verdaderos culpables de que las barras manden en cada club. Pasa en casi todos los equipos pero podemos dar solo dos ejemplos: Boca y River. En Núñez ya todos saben que la barra sigue mandando y que Aguilar no puede ni quiere dejar de perder poder tratando de sacarlos del club. Ante cada recital importante como por ejemplo el "Quilmes Rock", la seguridad y el estacionamiento está a cargo de los borrachos del tablón, como así también la venta de una gran cantidad de entradas para esos recitales y para los partidos de local y visitante.
En Boca no es la excepción y queda reflejado en esta anécdota. (DIARIO PERFIL)
“Hola, Mauricio, acá hay un señor ,me dice que se llama Rafa Di Zeo y me exige plata. ¿En qué parte del contrato está escrito que yo tengo que ceder algo de mi dinero?”
El episodio ocurrió en uno de los primeros entrenamientos de Carlos Bianchi al frente de Boca, allá por julio de 1998. Por entonces, el líder de la barra brava se presentaba para mostrar su chapa y recaudar fondos para las arcas de La 12. Después de apretar el botón rojo en su celular, el Virrey le comunicó a Rafa: “Macri lo quiere ver en su oficina”. El arreglo que había sido pergeñado por el ingeniero para evitarse molestias fue aceptado por el jefe de la barra: un canon fijo de 20 mil pesos mensuales.
De aquella 12 a la actual, han cambiado algunos nombres, pero no el modus operandi. Por entonces, “el nexo entre la dirigencia y la primera línea de la hinchada era Edgardo Alifraco (presidente de la agrupación SuperBoca)”, le revelan a PERFIL dos fuentes inobjetables consultadas. Actualmente, los dirigentes le entregan a la barra alrededor de 500 entradas por partido.
La semana pasada (MARZO 2009) el dedo acusador apuntó a Néstor Gago, flamante gerente del Departamento de Seguridad de Boca. “Un hombre de apellido Gago me dio 300 entradas para ir a la cancha”, lo involucró Richard Laluz Fernández, quien le disputa el liderazgo de la barra a Mauro Martín.
El hombre de Seguridad fue acercado al club por el tesorero Daniel Angelici, delfín político en Boca del actual jefe de Gobierno porteño. Junto con el secretario general del club, Oscar Vicente, Angelici goza de la plena confianza de Macri.
Hasta ahora, la fiscalía de La Boca no confirmó que los barras reciban entradas de parte de los directivos del club... pero tampoco lo descartaron.
Un allegado a La 12 cuenta: “los dirigentes arreglan con Los Líricos (la denominación responde al grupo más “pensante” de la barra) el porcentaje que reciben por la venta de jugadores”.
¿Cómo se hace entonces para justificar el dinero que no ingresa en el club? Fácil. Por ejemplo, para ser transferido a Real Madrid, Fernando Gago fue obligado a ceder el 15 por ciento que le correspondía. Sin embargo, ese porcentaje figura en el ejercicio número 103 como un egreso que tuvo que hacer Boca (2,7 millones de euros).
De todos modos, el tema no es nuevo. Cuando el volante Raúl Cascini pasó en 2002 de Estudiantes de La Plata a Boca “tuvo que darle dinero a Di Zeo”, confiesa un ex dirigente oficialista. La misma fuente señala que “a (Pablo) Migliore lo trajo Rafa”. Nada es casual: el hermano del ahora arquero de Racing era integrante de la barra.
Hubo un episodio que trascendió en julio de 2008, cuando el Uruguayo Richard –por entonces aliado de Mauro Martín– le bajó un diente a Migliore. Ese día, el ex arquero de Huracán renovaba su contrato con Boca. “El porqué de la trompada está más que claro”, concluye la citada fuente.
Sólo por controlar el estacionamiento en las adyacencias del estadio, “recaudan entre 20 y 40 mil pesos, según el partido”, revela alguien que conoce el manejo de la barra. Tampoco están ajenos a lo que se recauda por el clásico “pancho y gaseosa”. Según le confían las mismas fuentes en off a PERFIL, “ellos reciben el 10 por ciento de lo que ingresa en dinero a los puestos” que se encuentran dentro de la Bombonera.
Como casi nada de lo que ocurre en Boca, la barra no se quedó fuera de la dicotomía Maradona-Riquelme. Frente a Argentinos Juniors, el grito fue prácticamente unánime a favor de Román. Sin embargo, la barra coreó: “Diego, querido, La 12 está contigo”. Y en el entretiempo, sacaron las banderas que criticaban al entrenador de la Selección argentina, con excepción de las que estaban en los palcos. “Es evidente que tienen un arreglo con Maradona”, sugirió un allegado, que pidió estricta reserva de su nombre.
Como si se tratara de un gran poli rubro, los muchachos que en estos días se disputan el poder a los tiros también disponen de indumentaria oficial para vender, organizan el “Adrenalina Tour” para los turistas (cobran 150 dólares per cápita) y llevan a los jugadores a peñas, en la que suelen recaudar alrededor de 30 mil pesos en cada encuentro.
Coincidencias. “El problema radica en la connivencia entre la barra y la Policía”, opina el ex sindicalista tabacalero Roberto Digón. Un dato no menor: Rafael Di Zeo compartió abogado con Cayetano Greco, comisario de la 24 hasta 2004. Ambos eran clientes de Marcelo Rocchetti, promovido a jefe de Seguridad de la Legislatura porteña en enero de 2008. Con la anuencia de Macri, claro.
Quien banca a Di Zeo?
Cualquiera que haya viajado al interior con la 12, sabe de lo que se esta hablando, parando en las estaciones de servicio y ver de que manera y con que impunidad se venden y revenden entradas en manos y bolsillos de estos tipos, que no manejan el club, que directamente son parte de la misma comisión directiva.
Estando un poco en la bombonera en los partidos de Boca uno ve como de repente hay dos molinetes que no funcionan y no dejan registro alguno de la entrada de un enorme grupo de gente que pasa con lo que tiene, sin ningún cacheo mínimo y ni le pidamos que tengan la entrada en la mano . En un viaje al exterior se pone al desnudo, como los barras tienen habitaciones en el mismo hotel que los jugadores, y hasta comen mejor que ellos. Claro, es el lugar perfecto para obtener ropa y camisetas para sortear (léase vender) y hasta dinero de los jugadores.
